Cooperativa CUDAM en 1986, justo antes de trasladarse a la casa de Antonio Vega. |
Fábrica de Federico Venegas, abuelo de Juan Moreno Venegas. |
D. Juan Moreno Venegas, durante el Homenaje al Petaquero 2015. [Foto: Paco Solano] |
Detalles de la vida de Juan Moreno Venegas, viajante y
empresario de Ubrique, distinguido con un homenaje el 12 de junio de 2015 en la
Celebración del Día del Petaquero.
Escrito
con todo el cariño por su hijo Juan Carlos Moreno Jiménez
Juan Moreno Venegas nace el 20 de septiembre 1934 en Ubrique cita
en la calle Real en la casa que más tarde pasaría a ser la Farmacia de Fermín Fatou situada frente a la puerta de la
sacristía.
Es
hijo de Blas Moreno Gutiérrez y Mª Josefa Venegas Rodríguez. Y ya aquí
nos encontramos con la historia de la marroquinería ubriqueña, puesto que su
madre era hija de Federico Venegas Toro,
su abuelo, quien, según consta en un documento histórico escrito por Antonio
Morales Benítez, se registra en 1912
como uno de los 11 propietarios de Fábricas de Petacas de Ubrique. Motivo por
el cual se le distinguió con el nombre de una calle en nuestra localidad por la
zona del Paseo del Prado.
Sus
padres vivían en el campo, en una finca del término municipal de Prado del Rey,
cerca de El Bosque. Para darle una buena educación lo mandaron a Ubrique con su
abuela Isabel, la esposa de Federico Venegas, sus primeros años de
colegio los pasó con la maestra Francisca
Gutiérrez, la cual, tenía una amiga en un saloncito de la Sacristía. Siempre
recuerda mi padre que le enseñaron a contar con garbanzos, y que el número que
más le costó aprender fue el cinco, así, cuando repasaba los números siempre se
saltaba el cinco, decía que con el cuatro iban dos garbanzos juntos.
Más
tarde empezó a dar clases con el Maestro Fernando
Gavilán, en unos salones del Monea,
que había en la calle La Torre. Luego ya por correspondencia realizó un curso
de Gestión de Comercial.
A
mediados de los 40 su familia se trasladó a Ubrique, a una casita que compraron
en la Calle San Sebastián, donde su madre puso una tiendecita de ultramarinos y
su padre seguía con la explotación del
campo.
1952 - Servicio Militar
En
el año 52 hizo el servicio militar
en Sevilla, siendo destinado en una de las oficinas militares de la Plaza de
España. Por aquella época el servicio militar duraba 3 años.
1956 – Manufacturas CIMA
En
el año 56 y una vez finalizado el Servicio Militar consiguió su primer trabajo
en la fábrica de Manuel Coronil, Manufacturas CIMA, ocupando un puesto
en la oficina.
1959 - JUMOVE
Lo
que aprendió fue suficiente para que en enero del 59 decidiese instalarse por su cuenta, así junto con su fiel,
amigo, escudero y mejor persona Juan
Carrasco Sánchez, que en paz descanse, fundó Manufacturas JUMOVE y se situó en un saloncito cercano al edificio
de la Fábrica de Añón en la calle
Ingeniero Ruiz Martínez. Entre los petaqueros que trabajaron en aquella época
con mi padre, cabe destacar a Manuel
Pavía Barroso, homenajeado igualmente por el día del petaquero el pasado 3
de junio de 2011. Desde entonces a este hombre, tanto mi padre como todos
nosotros le tenemos un cariño especial, puesto que siempre ha estado trabajando
junto a él en los distintos proyectos que mi padre haya querido acometer.
Fueron
unos años donde se curtió como viajante, visitando las principales ciudades de
España para hacer clientes, cargados con los maletones baúles como él dice,
amarrados con una correa para que no se abrieran. Todavía eran pocos los que se
podían permitir el lujo de disponer de un coche, por lo que el viaje se hacía
en autobús. Sin duda no me quiero imaginar la vida que llevaba,
recorriendo ciudades enteras sólo con la
fuerza de sus brazos, y el empuje de la ilusión de llevar un pedido para su
fábrica. Fue entonces cuando puso a prueba sus dotes para contactar y llegar a
la gente, con ingenio propio, con la simpatía natural de nuestro acento y sin
duda por la admiración que despertaban sus productos marroquineros conseguía
realizar pedido tras pedido para volver cargado de trabajo para su petaquería.
Así
las cosas marcharon muy bien, y a principios de los 60 compró la casa conocida
como la de Paca Naranjo, situada en
el nº 6 de la Calle Beato Diego de Cádiz, junto al actual Salón de Plenos del
Ayuntamiento. Y allí trasladó Manufacturas JUMOVE.
1965 - Matrimonio
En
el año 65 contrae matrimonio con Josefa
Jiménez Cides, hija de Carlos
Jiménez Marín que ya por aquel entonces también tenía una petaquería
especializada en la fabricación de fundas de gafas y que estaba ubicada en una
de las primeras casas de la calle Torre junto al San Juan. De este matrimonio
nacieron cinco hijos: Jesús, Juan Carlos, Pablo, María José y Virginia.
¿Sabéis
cuanto duró el viaje de novios de mis padres? 2 meses.
Pero claro no fue un viaje de novios cualquiera, era un viaje más de Juan
Moreno, que esta vez llevaba a su esposa como ayudante. Fueron dos meses
recorriendo pueblos y ciudades uno de tras de otro, con una escasez de recursos
tremenda. En dos meses una única visita turística, a la Basílica de Montserrat
y porque mi madre se negó a irse de Barcelona sin visitarla.
Todo
el apoyo del mundo que un viajante pudo tener se lo dio mi madre conocida como Pepita Jiménez, de profesión Maestra y
que cuidó de mi padre al milímetro, por la mañana acudía a su colegio, por la
tarde cuidaba de sus 5 hijos y por la noche atendía las cosas de la casa, que
se incrementaban en las vísperas de los viajes. Mi padre llevaba los mejores
trajes comprados en lo de su vecino Orellana, y esos trajes y camisas requerían
el mejor planchado que lo ponían las manos de mi madre, labores que gracias al
amor y cariño infundado hacia mi padre no le requerían el menor esfuerzo a
pesar de alcanzar altas horas de la madrugada.
Nosotros,
los hijos de Juan Moreno siempre
recordaremos el coche hasta el techo repleto de maletas, cargadas de ilusiones
con las que recorría media España, había temporadas que se tiraba hasta 2 meses
fuera de casa, tengo que decir que donde más lo echábamos de menos era en
feria, porque pocas ferias recuerdo con mi padre. Todos los días por la noche
llamaba por teléfono y yo siempre le preguntaba ¿por dónde vienes papá? Y él
respondía vengo por Valencia, o por Córdoba o ya voy por Sevilla. Cuando volvía
la alegría era inmensa todas las maletas baúles estaban ya vacías, pero todas menos
una, porque esa maleta la traía llena de regalos para sus hijos. Siempre los
mejores juguetes eran para nosotros con los que nos gustaba presumir en el
colegio y en La Plaza donde jugábamos, y con orgullo cuando nos preguntaban
respondíamos: ¡Esto me lo ha traído mi papá!
Para
acabar con el apartado familiar y como fiel testigo del amor, respeto y cariño
con el que mi madre ha tratado a mi padre, quiero que se haga extensible este
homenaje también a ella, apoyo fundamental sin el cual mi padre no hubiese
podido ejercer la labor de viajante durante tantos y tantos años de su vida.
1965 – Cooperativa CUDAM
En
septiembre del año 1965 se abre una nueva etapa en la vida profesional de Juan
Moreno y en la historia de la marroquinería en nuestra localidad, se funda la
Cooperativa CUDAM (Cooperativa Ubriqueña de Artículos de Marroquinería) que se
instala, tras unas pequeñas reformas, en el anterior edificio de Manufacturas
JUMOVE, como dije, cita en calle Beato Diego nº 6.
Se
estaba impulsando en nuestra localidad el movimiento Cooperativista Industrial,
copiando el éxito que por aquel entonces estaban teniendo las Cooperativas
Ganaderas en nuestro país. La masa social de CUDAM estaba formada por
trabajadores procedentes de otras fábricas ubriqueñas, además de JUMOVE. Fueron
37 los socios fundadores, a los que sin duda habría que hacer mención de todos
ellos, pero sólo he podido recabar información de: José López Rubiales, Manuel
Pavía Barroso, Antonio Carpio Luna, Antonio Gutiérrez (de Grazalema y pariente
de mi padre), Juan Carrasco Sánchez, Faustino Moscoso Gutiérrez, Antonio López
Rubiales, Manuel Fernández Moreno, Manuel Romero Soto, José Vilches, Juan Román…
y Juan Moreno Venegas como Presidente de la Cooperativa. De todas formas
tuvieron que ser muchos los ubriqueños, que a lo largo de su vida laboral
pasaron por esta sociedad, ya que son muy frecuentes los comentarios que me
llegan de “yo estuve trabajando en la cooperativa CUDAM con tu padre”. Hasta un
total de 120 empleados entre socios y trabajadores llegó a tener esta entidad.
Mi
padre además de Presidente de CUDAM ejercía, como bien sabéis, la labor de
Viajante junto con otros socios de la cooperativa. Él se encargaba de la zona
de Cataluña, Valencia, Andalucía y Canarias, mientras que Juan Carrasco Sánchez y luego Faustino
Moscoso Gutiérrez se encargaron de la parte de Barcelona y Mallorca, ya más
tarde y pasados unos años entró Pedro Moscoso que recorría parte de Extremadura
y el Norte de España como Galicia, Asturias, Santander, País Vasco, Navarra y
Aragón.
Los
principios fueron muy difíciles, según me cuenta José López Rubiales, responsable de la oficina de CUDAM, llegaron a
estar hasta tres y cuatro meses sin cobrar un duro, y además este hecho
repetido durante varios períodos. Para paliar un poco la situación tomaban decisiones
sinceramente ingeniosas y que refleja un poco el ambiente colaborativo de
aquella época. Contactaron con un Productor de Chacinas de Benaoján, para que
les suministrase piezas por cantidad. Estos productos se ponían a disposición
de los socios a muy buen precio, además lo podían retirar fiado, luego poco a
poco y con todo tipo de facilidades iban saldando las deudas, a su vez con el
dinero recaudado le iban pagando las partidas a este buen hombre de Benaoján,
que transcurridos los años desde aquí se le muestra también su agradecimiento.
Consolidada
la Cooperativa y con los altibajos propios de cualquier entidad industrial, a
principios de los ochenta vinieron épocas de bonanza, cada vez con más pedidos
y por lo tanto con mayor número de trabajadores, el salón de la calle Beato
Diego se quedó pequeño, por lo que en el año 1986 se adquiere la Casa de Antonio Vega, ex alcalde de
Ubrique, donde tras unas serie de obras y adecentamiento se traslada la CUDAM. Ahora se disponía de unas
instalaciones modernas, con amplios salones, oficinas, almacenes, mejor
mobiliario y alta tecnología, como lo constata la adquisición de un ordenador
de la marca Philips que funcionaba
con tarjetas perforadoras y que supuso una inversión de 4 millones de pesetas de aquella época. Todo ello muestra muy a las
claras la buena situación económica con la que se encontraba esta cooperativa.
Pero
a principios de los 90, llegó a España la crisis, y muchas fábricas y
petaquerías en Ubrique se quedaron sin trabajo, la CUDAM no iba a ser menos,
aguantaron todo lo que pudieron, pero en diciembre
del 92 nos les quedó más remedio que disolver la cooperativa antes de que
las deudas se comieran todos sus bienes y pertenencias.
Fueron
27 años donde un grupo de hombres y mujeres dieron prácticamente su vida en pro
de un proyecto común como fue la Cooperativa CUDAM, y siempre llevaremos con
orgullo hasta el fin de nuestros días, que fuese mi padre el Presidente de esta
entidad, que con sus defectos y virtudes, puso toda sus energías, esfuerzo y talento
para que a esta fábrica nunca le faltara el trabajo, recorriendo año tras año,
temporada tras temporada, todos los pueblos, rincones y ciudades de la
geografía española, buscando la última tienda, la última librería o el último
comercio donde poder vender las novedades de su amplio muestrario: bolsos,
carteras, billeteras, monederos, estuches, escribanías, lapiceros, hasta
llaveros con los escudos de los equipos de fútbol, sin duda mi artículo
favorito con el que presumía de niño con mi escudito del Betis, del Barcelona o
del Real Madrid.
El
ímpetu que puso Juan Moreno Venegas era imparable: ni enfermedades, ni lluvia,
ni frío, ni calor, ni el amor de su mujer, ni el apego de sus hijos, nada, no
había escusa ninguna, lo primero siempre fueron sus maletas. Y además,
constato, puesto que he viajado varias veces con él, que tenía un don especial
para esta profesión, daba igual que llegase reventado, que el coche estuviese
mal aparcado, que viniese de un comercio donde no le habían hecho ni caso, que estuviesen
a punto de cerrar, daba todo igual, él siempre entraba a las tiendas con la
mejor de sus sonrisas, las dependientas siempre eran las más guapas de España,
y si les tenía que hacer un regalito se lo hacía, lo importante era que le
dijeran “bueno Juan ¿qué llevas en las maletas?”, una vez abierta el 50% del
trabajo estaba hecho, porque con su gracejo natural, simpatía, acento andaluz
cerrado y sobre todo, con la calidad de los productos que llevaba era imposible
no sacar el talonario de pedidos, una vez sacado si le pedían tres piezas los
convencía para que fuesen 10 y si decía 10 apuntaba 15, al final cuando salía
de la tienda me decía a mí mismo “Qué arte tiene mi padre”.
Anécdotas
miles, sino que le pregunten a Pedro Moscoso cuando empezó viajando con él, mi
padre con todos los defectos del mundo, tenía una gran virtud, y es que a los
cinco minutos de tumbarse en la cama, ya conseguía dormir profundamente, pero
si fuese dormir nada más, vale, porque además roncaba como un lirón, y claro a
Pedro, con el que compartía habitación le tocaba el desvelo y la desesperación,
hasta el punto que a veces acababa durmiendo en el balcón.
La
disolución de la CUDAM causó en mi padre un disgusto enorme, en los malos
momentos surgen los típicos conflictos entre las personas, donde se liga lo
personal con lo profesional, nunca nos dijo nada pero aquello le afectó
demasiado emocionalmente. Quiso emprender nuevos proyectos, pero para ello es
necesario la fuerza de la juventud y el tiempo pasa implacable para todos. Se refugió
también en los negocios del campo, consiguiendo grandes explotaciones ganaderas
de vacas, cabras, ovejas y cochinos. Hoy por fin Juan Moreno Venegas ya está
jubilado, y me gustaría añadir…”y disfrutando de la compañía de su mujer y sus
nietos” pero qué difícil es hacerle ver que ya lo más importante no son los
viajes y negocios, las cabras o los cochinos, ya a tus 81 años es tiempo de júbilo y disfrute del
cariño de tus familiares y amigos, de sentarse alrededor de una mesa y esperar
despacio el paso del tiempo y contemplar y compartir con pensamientos y
palabras el legado de toda una vida.
Agradecimiento
En
nombre de toda la familia de Juan Moreno Venegas queremos agradecer a los
distintos colectivos y entidades locales que han venido a bien distinguir a mi
padre con este homenaje en el día del petaquero. Es algo sin duda que ha
llenado de emoción y alegría a todos nosotros y sobre todo a mi padre que ve
así recompensada en cierta manera toda una vida dedicada a la pasión de su
vida, la profesión de viajante.
Juan
Carlos Moreno Jiménez
Hijo de Juan Moreno Venegas
Ubrique, 12 de junio de 2015
Hijo de Juan Moreno Venegas
Ubrique, 12 de junio de 2015
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