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martes, 31 de marzo de 2015
Patacabras Jubiladas y Petaqueros de Lujo (8): Manuel Gago López
Hoy tenemos el gusto de presentar a una nueva Patacabra Jubilada, y sobre todo a su donante, que es uno de nuestros Petaqueros de Lujo. Se trata de Manuel Gago López.
Nos llenó de satisfacción recibir una llamada de uno de sus discípulos, a quien él ha formado, inculcándole el bien hacer de la más fina tradición petaquera de nuestra localidad. En esa llamada nos decía: "A la una pasaremos por el Museo para acompañar a Manolo en el día de su jubilación. Llevará su patacabra como nos tenía prometido". Y así fue: después de las visitas que habíamos tenido en el transcurso de la mañana, aparecieron con una puntualidad exquisita a lo británico, la una en punto. En los ojos de Manolo Gago percibíamos un reflejo de emoción. Nos estrechó la mano y sacó su herramienta, que le acompañó más de cincuenta años en su trayectoria profesional, de la cual pasamos a continuación a hacer una reseña.
Manuel Gago nació en la vecina localidad de Prado del Rey el 15 de marzo de 1950. A los cuatro años llega a Ubrique. Su padre era carbonero y jornalero, y haciendo la siega por distintos lugares de nuestro entorno, decide emigrar a Ubrique acompañado de toda su familia. Ubrique era entonces un pueblo próspero, donde la industria marroquinera estaba en expansión, y esta familia se ubica en la calle Ingeniero Francisco Ruíz Martínez, frente a La Chabola de Cuéllar, donde vivía una de sus tías, Francisca. Ya por aquel entonces Manolo se relaciona con el mundo de la piel, al estar en contacto con las tenerías, que estaban muy cerca de su casa, y recuerda sus noques, así como el color que tenían y por supuesto su inolvidable olor, desprendido del tanino del alcornoque.
Uno de sus cometidos en su infancia era llevar el café a sus hermanos en el jarrillo de lata: Antonio Gago "Manzanito", que trabajaba en lo de Manuel Coronil Aragón; su hermana Pepa, en Santa María; y Ana, en lo de Dueñas. Una de esas mañanas entró al taller de la fábrica de Manuel Coronil, y estando deseoso de empezar a trabajar y así poder ayudar a la familia, al entregarle el café a su hermano, éste lo incitó a decirle que quería empezar a trabajar por si necesitaba un zagal para los "mandaos". En esa fecha contaba la edad de trece años. Manuel Coronil le dijo que acudiese el lunes siguiente. En esta empresa, "Cima", permaneció cuarenta y seis años. La fábrica pasó a su hijo, Manuel Coronil Merino; más tarde compraría la empresa una firma inglesa y por último la titularidad fue de Martínez Melgar.
Nos comentaba que estuvo haciendo "mandaos" durante un año, y después lo sentaron en la mesa junto a Juan Maza, que fue quien lo adoctrinó en este oficio, el cual admira y por el que siente tanto cariño. Nos comenta que por aquella época le asignaban un aprendiz a cada oficial, y éste era el que le pagaba. Nos relata que en cada tiempo muerto en el que Juan no tenía faena que darle, lo adiestraba en el manejo de la chaveta para llegar a tener gran destreza en el rebaje de todas las formas que se tiene que disponer para llevarlo a cabo, tanto el sacar filos como quitar gruesos, hacer picos, etc. El incentivo era aprender cuanto antes mejor para poder ganar dinero. Así, después de su jornada empezaba a tener trabajo por cuenta y su primera tarea se la dio Serafín, maestro del taller, quien le dio una tarea de pañuelos, concretamente diez. Cuando la entregó y tras la inspección ocular minuciosa del maestro, éste le dijo si quería otra. Como es de deducir, su gozo fue enorme y no le faltaron ya esas tareas.
Si por algo tenemos que destacar a Manolo es por su trayectoria en cuanto al patronaje. Su desempeño en esta labor surge cuando entra en el organigrama de la empresa Antonio Guerrero, comenzando a ser maestro, y se fue introduciendo en la sección de muestras junto a otro gran oficial y a la vez patronista y diseñador: Pepe Guerrero. Así, empieza haciendo muestras de ruletas y sacando los moldes. Ni que decir tiene que esto es debido a su finura y destreza a la hora de finalizar sus artículos, diríase inmaculados. Sus últimos ocho años han sido en la empresa de Antonio Camacho, "Camacho y Norma ". Las firmas a las que él sacó patronajes fueron Cristian Dior, Dunill, Chanel y Dupont, entre otras grandes marcas.
También queremos hacer un reconocimiento a los compañeros que le acompañaron en este día tan importante para él: José Antonio, Bladi, Juan y, como no, a su señora Ana Bazán Jaén. Su Patacabra Jubilada está en nuestro registro con el número 105. [Fotos: Paco Solano]
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